Susurrándote al oído
te entrego mi albedrío,
todas mis palabras,
todas mis miradas,
también mis desvaríos
al tiempo que desafío,
si te dañaran,
al mismo diablo si hace falta.
Atusándote el cabello
te prometo con esmero
que mi vida,
con mis penas y alegrías,
mirará siempre primero
por sacarte ese "te quiero"
aunque muera de fatiga,
porque muero si me olvidas.
Besando tu boca
nunca pienso en la derrota,
que la vida es un suspiro,
poco dura el gran camino.
Si pienso que no me tocas,
mi corazón explota
y sólo siento que estoy vivo
cuando suspiras conmigo.
Acariciando tu entrepierna,
donde mi mano tiembla,
palpo tu húmeda delicia,
cálida maravilla...
¡Disipa nuestra tristeza¡
¡Danos fortaleza!
Que no es sólo unir vidas,
también cuerpos, alma mía. |
Magnifico! me encanta el conjunto!
ResponderEliminar